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La noche de Sábado fue vertiginosa y en la discoteca había muchas tías, lo último que recuerdo es la cara de una rubia que no paraba de tocarme el paquete y decirme que me fuera con ella a su hotel ya que estaba de vacaciones en la ciudad y entonces, abrí los ojos y estaba en una habitación con ella durmiendo a mi lado completamente desnuda. Por un momento pensé en marcharme sin hacer ruido, pero le eché la mano al coño descubriendo que tenía entre las piernas lo mismo que yo… Puesto que estábamos solos ella y yo, creo que mi decisión fue la más acertada porque le eché un par de polvos seguidos para cuando vengan épocas de sequía.